Hoy les traigo un notición que huele a Pikachu quemado con tarjeta de crédito 💳⚡. Resulta que en Iowa, Estados Unidos, un mancito llamado Mitch William Gross se creyó el Ash Ketchum de la estafa y se mandó la tremenda jugada: usó las tarjetas corporativas de su empresa para comprarse más de $140,000 en tarjeticas Pokémon, videojuegos y tarjetas de regalo. Sí, así como lo oyen, ¡se fue de shopping como si fuera Misty en rebajas de pokebolas!
Pero eso no es todo… el tipo falsificó recibos pa’ que nadie lo pillara. O sea, el man estaba tan metido en el papel que hasta los Gym Leaders hubieran caído redonditos con sus facturas fake. Claro, hasta que apareció el FBI, que no es precisamente el Team Rocket, pero igual le gritaron: “¡Mitch, ríndete, que ya te tenemos atrapado!” 🚨
Y la justicia Pokémon le dio su castigo: 4 meses de prisión federal, devolver $146,590 (que es básicamente vender hasta el Charizard shiny de la infancia), y además lo dejaron con 3 añitos de libertad supervisada. Traducción: va a tener que pedir permiso hasta para abrir un sobre de Pokémon en el futuro. 🥲

La moraleja de esta novela es simple, mis michis:
👉 Si van a ser coleccionistas, háganlo con su propia plata… porque si no, el FBI no tarda en convertirse en tu nuevo compañero de intercambio.
😼✨ Y yo me pregunto: ¿ustedes creen que Gross se mandó esa locura porque quería un Pikachu holográfico… o porque quería llenar el álbum de Panini que nunca completó en el colegio?